7º FESAALP - Día 6

Creo ya haber comentado esto antes, pero en caso de que no lo haya hecho es mejor aclaro. Por algún motivo misterioso me es mucho más cómodo hablar de un largometraje que de un corto o una serie o cualquier otro formato. Hay cosas que se desdibujan cuando la meta no es tan clara o cuando no se vio en la necesidad de dedicar meses enteros a planear lo que se va a realizar. Puede ser que una película tenga una unidad de estilo, o un objetivo final que se vuelve claro a medida que avanzamos, o una utilidad a su accionar tanto narrativo como estético... Por otro lado tenemos a El Enmarcado. Una aglutinación de escenas repetitivas que prometen una razón a su existencia pero que se van revelando paso a paso como red herrings ante un público que se niega a aceptar este horror. Lentamente el espectador llega a la horrible realización de que lo que está observando realmente es todo lo que hay a la película. Esa fotografía embarrada no es para crear clima, las actuaciones grotescas no son para provocar nada en especial, el montaje duro y confuso no busca ocultar nada que se vaya a develar. La película es realmente eso. (no contentos con fallar en la película, también pueden ver el fabuloso desempeño que tuvieron en el blog y trailer)
Constante cámara en mano suypondría que tarde o temprano va a tener un buen plano, aunquesea por accidente. Mis Sucios 3 Tonos supera las probabilidades.
 Similar es el efecto de  Mis Sucios 3 Tonos. En base a la sinopsis esperaba algo entre, perdonen lo imperialista de los ejemplos, Nick and Norah's Infinite Playlist y À l'ouest de Pluton. Adolescentes confundidos en una sociedad que en cierto nivel les supera pero en otro se está empezando a mostrar como algo tan decepcionante como temían que fuera y que encuentran un apoyo y guía en la música que marca su generación. Pero no, resultó ser un neorrealismo* a-plotizado con el valor narrativo y emocional de una anécdota escuchada de segunda mano. Intenta por momentos apelar a la adolescencia de los espectadores pero, incapaz de expandirse conceptualmente como para generar una empatía que vaya más allá de las experiencias exactas de cada uno, termina tan atada a los sucesos exactos que es un esfuerzo masivo el sacar alguna conclusión más allá de la paupérrima narrativa misma.
El día, sin embargo, tuvo un exponente de lo que es el buen cine, nuevamente con el documental cayendo al rescate. "Nicaragua... El Sueño de una Generación" muestra a través de anécdotas y archivo la revolución nicaragüense (y su eventual caída una generación más tarde), con su narrativa guiada en diferentes grados de importancia por la presencia argentina. Es cierto que tiene una imagen un tanto idealizada del movimiento, quizás omitiendo las cosas más feas de toda revolución o solamente mencionandolas por un costado; pero golpea fuerte, enternecedora y reveladora de un proceso muy asociado al campesinado a pesar de que este sea tantas veces ignorado al pasarse la historia. Se podría decir que su mayor impacto llega a nosotros por el lado de una generación que se nos fue tanto en términos de vidas como en su herencia cultural; una juventud nacida y motivada por un tiempo en que era mucho más sencillo diferenciar al enemigo y actuar en concordancia. Puede que sea un egocentrismo nacionalista, pero es importante mantener en la memoria a esa gente que luchó por no solo un país o un continente mejor sino también para dejar una marca que, como huellas en la arena, se va desdibujando más y más con cada viento y movimiento de la historia. *Sí, se que estoy usando este estilo para describir muchas cosas. Pero queda mejor que decir que los realizadores no parecen diferenciar el ver del filmar, que si bien suena romántico si es planeado no lo es tanto si se presenta como una suerte de incapacidad física. --------------------------------------------------------------------- El seguimiento de esta jornada será corto. La racha mateística falló. Entro a la última proyección de la sección A todo volumen, la primera que me toca en la repartija. Tal vez influenciada por la buena impresión que el director me había dejado anteriormente, tuve esperanzas. Pero LOST ALAMO me la arrebató sin anestesia. La banda, desconocida para mi hasta ese momento, en el intento de dar una imagen de banda folk (en Argentina, con cantante yanqui) “cabeza”, entiendase desprolija y despreocupada; reflejó a un grupete de adolescentes eternos e hijos de papá y mamá. Además de casi arrodillarse ante el Viejo Mundo pero intentando mantener la postura de “somos argentos, gente común”, el documental no se esfuerza por establecer una mínima empatía con los músicos. La brecha social y cultural fue demasiado grande para mi. Y no por tener un cantante yanqui digo esto. Luca Prodan era tan argentino como cualquiera y sin el menor esfuerzo. Una pena por el director que tan buen sabor de boca me había dejado la última vez. Luego, y con una herida en mano, producto de las extrañas decisiones de arquitectura sumado a mi finísima motricidad (creyeron que me iban a dejar sin escribir, pero si no lleno mi parte “El Dueño” no me da de comer) llegó la gente de DURAZNO. Con un work in progress con un poco más de sentido que la ocasión anterior de esta sección, la gente dió un pequeño adelanto y charló sobre los modos de producción y realización que venían adoptando. Ojalá la propuesta “ecológica” no quede sólo en palabras, muchachos. Esperamos ver más de este joven grupo y personalmente intento no desencantarme tan rápido con la idea y darles una nueva oportunidad para el futuro. Una vez con la gente de DURAZNO fuera, comenzó la segunda ronda de mate y junto a esa, la revolución. Acá me dicen que fue sólo un documental. Yo me sentí en Nicaragua juntando granos de café con los compañeros y enseñando a leer y escribir a los campesinos. NICARAGUA... EL SUEÑO DE UNA GENERACIÓN fue un viaje de ida total al corazón de la revolución que fue y pudo haber sido por más. El calor del joven ejército revolucionario se sintió en toda la sala y hasta fuera. Las imágenes de archivo del momento, capturadas en su mayoría por argentinos que quisieron ir a vivir y registrar cada momento de la revolución, junto con los testimonios de esos mismos hombres y mujeres desde el presente; transportaban a un clima de alegría y cambio total que explotaba desde los corazones, ojos manos y pies de los protagonistas. La música excelentemente elegida, la fotografía sencilla y sensible y el montaje conjugándolo todo, dió a la tarea de los realizadores Roberto Persano y Santiago Nacif, una clara sensación de cumplida, tanto como las tareas de la Revolución Sandinista: Trajo alegría, ganas de hacer y cambiar y hasta proyectos. La joya de la jornada y que esperamos siga dejándose ver por estos lares muy pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario